Mi Mamá
Eira Cristina
Telleria de Bravo, así se llama mi mamá, (a quien cariñosamente llamamos Maita
o La Abuela), tiene 75 años y es Jubilada del Seguro social donde trabajó 30
años como Enfermera. Siempre ha sido una
persona de condición delicada de salud, lo que la hace ser una persona débil físicamente,
que quiere hacer las cosas por su cuenta, pero se cansa muy rápido. Sin embargo, aunque parezca contradictorio es
una mujer de carácter fuerte con semblante tranquilo, tiene los ojos marrones
oscuros, cabello rizado, en una época fue negro azabache hoy día lo tiene
canoso siempre lo ha llevado natural casi nunca se lo tiñe. Su piel es morena,
de estatura normal promedio (1,58cm), de piel suave y con un agradable aroma a
talco característico, que los nietos dicen “huele a mi abuela”, cuando sienten
el aroma.
Siempre ha
sido rellenita, con brazos gruesos. Es la
última de cuatro hermanos. Muy orgullosamente
puedo decir que mi mamá (maita), estuvo casada con mi padre por 50 años,
desafortunadamente mi padre falleció hace un año (el 07-07-14), situación que
la desmejoró muchísimo. De esa unión quedamos
5 hijos (Argelia, Eyrita, Félix José, Nazareth y José Rafel) y 11 nietos (Jesús
Rafael, Pedro Jesús, Angélica Cristina, Félix José, Félix Gabriel, Félix
Daniel, Ricardo José, Roraima Nazareth,
Nideyrys del Mar, Niuskarys del Mar y José Alexander).
Nos crió
junto a mi padre con mucho esmero. Para que
todos fuésemos hombres y mujeres de bien. Puedo decir que lo hicieron bien, nos enorgullecemos
de decir que nunca les hemos dado motivos de preocupación, llevamos muy en alto
los valores y principios que nos han enseñado.
En cuanto a
su forma de ser; llama la atención a muchas persona porque es muy alegre,
cariñosa, solidaria y atenta con todos, además muy bromista, con un sentido del
humor envidiable, inteligente, sociable.
Le gusta escribir y leer, su libro favorito es la biblia, le gusta coser,
en lo particular me gustan mucho las piezas de blusas y vestidos que me ha confeccionado,
hoy día ya no ,o hace pues dice que casi no ve y le cuesta concentrarse,
extraño cuando estrenaba semanalmente una blusa realizada por mi mamá.
Tiene personalidad
fresca y tranquila, habla y aconseja a todo el que cree que lo necesita, cuando
tiene que llorar lo hace sin prejuicios, y sean por problemas personales, con
sus hijos, nietos o el vecino y amigo, siempre
ha sido protectora, pero también es muy directa, dice las cosas como son, no
las adorna, sin importar los sentimientos, sus nietos le dicen que se “va por la
calle del medio, nunca toma la acera”. Jamás
ha utilizado la violencia para corregir,
piensa muy bien las cosas para no tener que arrepentirse más adelante.
Es muy
devota, desde siempre lee la biblia, cuando le preguntan si es evangélica (protestante)
responde: “No, soy seguidora de los pasos de Jesús”, no he visto tanta fe en
una persona como la que profesa mi mamá.
Las cosas que
más me gusta hacer con ella, más joven me gustaba ayudarla a coser, aprendí algunas
cosas, me enseñó a colocar inyecciones, tomar la presión arterial, aplicar
primeros auxilios, entre otras cosas propias de la enfermería, me gusta
conversar con ella, pasear, le encanta ir de compras, su hobby es comprar
telas, así no confeccione nada; y estar endiente de las cosas que necesitan sus
nietos y nosotros sus hijos, se preocupa como si aún fuéramos niños. Es por esta razón que yo, hoy y siempre, le dedicaré mi ser entero. Como dice la canción del compositor y
cantante Ilan Chester “Yo sé que ya se ha dicho en mil canciones pero hoy me
toca a mi decirte… ERES UNA EN UN MILLÓN.”
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